Rav Kalman Packouz zz"l
Perlas

Perlas Parasha Bamidbar

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Parashat HaShavúa: Bamidbar

Bamidbar (Números) 1:1 - 4:20

En el segundo año de viaje por el desierto, Moshé y Aharón fueron ordenados por el Todopoderoso a contar a todos los hombres de entre 20 y 60 años de edad. Había 603.550 hombres disponibles para el servicio militar. La Tribu de Leví fue exceptuada debido a sus obligaciones especiales como líderes religiosos (tal vez ese sea el origen del hecho de que muchos países hayan concedido ciertas ventajas al clero).

Fueron designados los lugares para cada una de las 12 tribus alrededor del Santuario Portátil (tres de cada lado), que sería la misma formación en que deberían viajar o acampar.

Los 22.300 Levitas fueron ordenados a servir en el Santuario. La familia de Guershon transportaría las coberturas del Santuario. La familia de Kehat, cargaría el Arca, la Mesa, la Menorá y los Altares. La familia Merarí transportaría las tablas, los pilares y demás partes de la estructura.

 

Dvar Torá

Basado en el libro “Growth Through Torah”, del rabino Zelig Pliskin

La Torá declara: “Y con vosotros (Moshé y Aharón) deberá venir un hombre de cada tribu, cada hombre debiendo ser el jefe de la casa de sus padres (Bamidbar 1:4)”. ¿Qué lección para nuestras vidas la Torá nos quiere transmitir con este versículo?

Un hombre simple y rudo, venido de un ilustre y famoso linaje, estaba discutiendo con un gran sabio, descendiente de una familia no ilustre. El rudo ignorante se jactaba de sus insignes ancestros: “Yo desciendo de gente importante. Tus ancestros no son nada comparados a los míos”, arrogantemente se vanagloriaba. El sabio replicó: “Es verdad, tienes razón. Tú vienes de un largo linaje de grandes personalidades. Pero infelizmente, ese linaje termina en ti. Entretanto, en mi caso, ¡el árbol de mi familia comienza conmigo!”.

El rabino Moshé Jaifetz, autor del libro Melejet Majshevet, explica que esa es la idea transmitida en el versículo de arriba. Cada uno de nosotros debe ser el “cabeza” del linaje de su familia. Debemos ser personas elevadas por iniciativa propia, sin depender de la ´estatura´ de nuestros ancestros para tener algún status o autoestima.

El linaje puede ser comparado a una zanahoria: normalmente la parte buena está debajo de la tierra. En verdad, el linaje es como el número cero. Si hicimos alguna cosa nosotros mismos, colocaremos el número ´uno´ antes del ´cero´. Si somos un ´cero´, entonces todo lo que tendremos serán dos ´ceros´.

Nuestra lección: ¡Debemos vivir nuestras vidas de manera que nuestros descendientes tengan orgullo de considerarnos sus antepasados!