Rav Baruj Mbazbaz
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Parashat Vezót Habrajá

El Servicio de Cada Judío Esta parashá nos cuenta acerca de uno de los momentos más importantes del pueblo de Israel en toda su historia, cuando Moshé Rabenu dio su última disertación frente a todo el pueblo. Fue entonces cuando Moshé comenz&oac
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El Servicio de Cada Judío

Esta parashá nos cuenta acerca de uno de los momentos más importantes del pueblo de Israel en toda su historia, cuando Moshé Rabenu dio su última disertación frente a todo el pueblo.

Fue entonces cuando Moshé comenzó a bendecir al pueblo de Israel, recitando una bendición distinta para cada tribu.

La pregunta que podríamos formularnos es: ¿Por qué Moshé no le dio a todo el pueblo una misma bendición? ¿Acaso no es importante que todas las tribus del pueblo estén unidas en función de llegar a una misma meta?

En realidad, Moshé los bendijo basado en el mismo parámetro que utilizó Iaacov Avinu, cuando antes de fallecer bendijo a cada uno de sus hijos según sus características particulares y su propio potencial.
Mas la intención de Iaacov y de Moshé no fue separar al pueblo, sino por el contrario, buscar unirlo. Justamente por este motivo en sus bendiciones ellos recalcaron las cualidades de cada una de las tribus, para que cada uno sepa cuál era la función de su compañero, y al entender esto se unirían más y mejor para llegar a la misma meta.

En su última oportunidad para hablar con todo el pueblo de Israel, Moshé les enseñó a respetarse mutuamente y a valorar las cualidades del prójimo.

También por este motivo cada tribu tenía una bandera que lo identificaba y le recordaba su propia función dentro del pueblo de Israel. Pero esto no implicaba que por no tener una misma bandera ellos estaban separados. Al contrario, cada uno sabía que para prosperar hacía falta que cada tribu cumpliera con su propia función de la mejor manera, y así lograrían llegar juntos a la meta fijada.

Y a esto se refiere Moshé al decir en nuestra parashá: "Y hubo un rey sobre Ieshurún cuando las cabezas de la nación se reunieron; las tribus de Israel en unidad" (Devarim 33:5). Esta tiene que ser la base fundamental del pueblo: respetar a la otra tribu con la función que ésta recibió, ya que ella aporta su cualidad para que entre todos sirvan a D'os de la mejor manera.

El hecho de entender este concepto también nos ayudará a comprender por qué hacen falta tantas costumbres distintas dentro del pueblo de Israel.

Por un lado tenemos a los sefaradim y por el otro a los ashkenazim. Dentro de los ashkenazim están los judíos alemanes, los lituanos y los jasidim (los jasidim de cada ciudad tienen sus propias costumbres). A su vez, entre los sefaradim se encuentran los judíos del norte de Africa - cada uno con sus propias costumbres - además de los de Siria, Irak, Irán y los del Yemen.

Cada comunidad mantiene sus propias costumbres dentro del marco de la halajá, y eso es legítimo y no debe molestar a nadie.

Y no sólo que no nos debería molestar, sino que nos debería ayudar a comprender la importancia que tiene el hecho de que cada comunidad sirva a D'os mediante sus propias costumbres y su individualidad, acorde con las características de su "alma".

La grandeza está en entender esto y aplicarlo, desarrollando nosotros también, dentro del marco de la halajá, nuestro propio camino en el servicio a D'os.

De la misma manera que para que un ejército funcione apropiadamente hacen falta las fuerzas aéreas, la marina y la infantería, y nadie considera que alguna parte de ese ejército es innecesaria, pues todos aportan lo suyo para llegar a la misma finalidad, así también ocurre en el judaísmo, donde cada comunidad, dentro del marco de la ley, aporta su propia forma de servir a D'os, para servirlo en forma completa.

Si cada uno de nosotros buscará entender a su prójimo y apoyarlo en su servicio a D'os, la unión y el amor en el pueblo de Israel se verán incrementados, y en ese momento tendremos el mérito de que D'os reine sobre nosotros, como dice el versículo: "Y hubo un rey sobre Ieshurún cuando las cabezas de la nación se reunieron; las tribus de Israel en unidad".

De esta manera, seremos meritorios de recibir al Mashiaj, tan esperado por nosotros, que nos reunirá nuevamente en la ciudad de Ierushalaim, con el Bet Hamikdash reconstruido para la eternidad. Amén.

* * *


Cortesia del Rab Baruj Mbazbaz, autor del libro "BIRKAT HASHAMAIM"


 

 



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