Cuando subió Moshe Rabenu al Monte Sinai, las primeras palabras que escuchó de Hashem fueron: “Así dile a la casa de Yaakob, y háblale a los hijos de Israel…”.
Nuestros Jajamim nos enseñan que “la Casa de Yaakob”, se refiere a las mujeres del pueblo judío.
¿Y por qué Hashem se dirigió en primer término a ellas? Escribe Rabenu Yoná en su libro Igueret Hateshubá, que el motivo por el cual las mujeres tuvieron prioridad, es porque ellas son las encargadas de enviar a sus hijos a estudiar Torá.
¿Y acaso por esa sola acción obtuvieron ese tan preciado privilegio? La respuesta es: Sí.
Porque todo el estudio de la Torá de los niños de la casa, depende casi exclusivamente de sus madres. Son ellas las responsables de su asistencia, puntualidad y hasta el entusiasmo con el que se presentan en la escuela donde se enseña Torá.
En la Guemará está escrito que en virtud de ser las mujeres las que propician el estudio de la Torá de sus maridos, merecen ellas el mismo pago de la Mitzvá, como si la hubieran realizado.
Igualmente, en otra parte del Talmud le pregunta Rab a Rabí Jiyá:
—¿Con qué mérito las mujeres acceden al Olam Habá?
La respuesta de Rabí Jiyá fue:
—Por enviar a sus hijos a aprender Torá y esperar a que sus maridos regresen de estudiarla.
Y todos sabemos cuánta dedicación requiere esta tarea nada sencilla, en especial cuando se trata de niños renuentes a llegar temprano o a hacer sus tareas.
Es por eso que está escrito en el comentario de Rashí (sobre la mencionada Guemará) que por el arduo trabajo que efectúan las mujeres para que sus hijos estudien Torá y Mishná, el pago que reciben es muy grande.
El Rab Yaakob Emdin en el sidur Migdal Oz escribe: “Mujeres virtuosas son aquéllas que crían a sus hijos en el sendero de la Torá y las Mitzvot, al grado de reprenderlos para que logren esa tarea, como vemos en el caso de Bat Sheba, que inducía a Shelomó Hamelej, su hijo. Y por medio de esa educación, son merecedoras del Olam Habá.
Todo por enviar a sus hijos a estudiar Torá
Escribió Rabenu Yoná:
Que la mujer se cuide mucho de rezar en la mañana, tarde y noche, y al final de su Tefilá, que pida mucho por sus hijos e hijas, que sean temerosos de Hashem y que tengan mucho éxito en su estudio de Torá. Ya que el principal mérito de la mujer en el mundo venidero, es que sus hijos sirvan a Hashem y hagan Su voluntad.
Cuando la mujer se encuentre en el mundo venidero y afirme que sus hijos tienen temor a Hashem, estudian Torá y cumplen las Mitzvot, se considera como si ella —en este mundo—, cumplió con todas las Mitzvot, mérito por el cual merecerá un lugar muy elevado en el Shamaim.
¿De dónde tomó Hashem la HE ? de Abraham?
Está escrito en la Torá que Abraham se llamaba Abram y Sará se llamaba Sarai. Hashem le quitó la letra YUD a Sarai y se llamó Sará. Esa YUD la partió en dos letras HE (pues de acuerdo a la numerología, la letra Yud equivale al número diez y la letra He al número cinco). Una se la quedó Sará y la otra se la dio a Abraham.
De acuerdo a esta acción se entiende que el nombre de Sará se achicó, a causa de que antes tenía una letra de mayor valor y el nombre de Abraham creció, dado que le aumentaron una letra a su nombre.
Con ello, lo que este relato quiere enseñar es que, si la mujer se apoya y vive con la intención de agrandar el nombre de su esposo, la mujer tendrá un pago muy grande, como está escrito en el versículo inmediatamente después que Sará cambió de nombre, que afirma que Sará recibió todas las bendiciones.
Esto lo vemos con el famoso Rabí Akibá —que logró tener miles de decenas de alumnos— que dijo: “Shelí Veshelajem Shelá” – “Todo lo que tengo y he dado de Torá, se lo debo a mi esposa”.
Si la mujer apoya a su esposo y lo manda a estudiar Torá, ella será la que recibirá todas las bendiciones, ya que esa es su función para adquirir el Olam Habá.
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Fuentes
Shemot 19: 3.
Masejet Sotá.
Masejet Berajot 17.
Recopilado de Hamaor tomo 1, página 66.
Bereshit 17:15 – 16.
Matok Haor.